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martes, 26 de marzo de 2013

Mmm, huele a bolo... ! (2/2)

Como os iba contando días atrás, tenía al pez a escasos metros de mí, un par de arreones fuertes en la orilla y alguna que otra carrera, tenía una rama bastante grande en la orilla y no quería que el pez tirase allí, por lo que no me quedaba otra que frenarle e intentar sacarle lo antes posible, el pez seguía tirando y tirando, por lo que tuve que forzar, la linea estaba bastante tensa y en un cabezazo el pez consiguió escapar, no se si se desclavó o se desgarró, el caso es que esta vez si que se me quedó cara de tonto... ya eran dos peces los que habían conseguido escapar y no estábamos para desaprovechar oportunidades, quedé un poco resignado pero no me quedó otra opción que volver a preparar el montaje y de nuevo al agua. La sesión se estaba complicando cada vez nos quedaban menos horas allí y no obteníamos resultados, al menos sabíamos que con cebos naturales habíamos tenido picadas... Ya era un todo o nada, por lo que añadimos un nuevo cebo natural a alguna de nuestras cañas.


Nuestra intención era tener algo en el agua que seleccionase un poco la talla, un buen bajo de fluorocarbono para disimular la postura y al agua.
Teníamos las 6 cañas en el agua de nuevo, haber si esta vez podía ser, por lo que habíamos visto las picadas se produjeron de día, ni un toque entre el atardecer y el amanecer, y así fue con la tercera noche, ni rastro de los barbos por ningún lado, estaba visto que entraban a comer en las horas centrales del día.
Era nuestro último día allí y viendo lo que había pasado anteriormente nos quedaban excasas horas donde poder llevar algún pez a la moqueta, por lo que a media mañana decidimos sacar de nuevo las cañas retocar los cebos ya que algunos venían un poco tiesos (Lombrices) y sin perder mucho tiempo de nuevo al agua.
La mañana fue pasando y afrontábamos nuestro último mediodía allí, en las horas centrales de los días anteriores fue cuando los peces habían dado la cara y este último día no iba a ser menos, a eso de las 3 de la tarde se arranca tímidamente la caña de mi compañero, consiguió clavar y el pez estaba allí al otro lado de la linea, no opuso nada de resistencia ya que trajo al pez sin ningún esfuerzo y casi a vuelta de carrete, algún cabezazo llegando a la orilla pero nada preocupante, conseguimos ensalabrarle y llevarle a la moqueta, era un pequeño ejemplar de barbo, no era gran cosa pero nos sabía a gloria, después de una infinidad de horas por fin habíamos visto algún ejemplar por chico que fuera, le curamos alguna herida que traía en el lomo y después una foto con él y al agua de nuevo.


Las cañas no volvieron a sonar en las últimas horas de la sesión, ya contábamos con una última noche tranquila donde poder dormir del tirón, por lo que el Sábado a primera hora de la mañana. después de desayunar y meterle algo calentito al cuerpo decidimos recoger y volver a casa, no sin antes ponernos de nuevo el vadeador para meternos a por los tripodes, de nuevo había subido el nivel del agua.


Recogimos con un poco de prisa ya que se avecinaba tormenta y no queríamos mojarnos, y a media mañana ya estábamos saliendo del embalse para poner rumbo a casa, volvíamos bastante decepcionados ya que no habíamos conseguido engañar a ningún pez decente, pero esto es así, de bolos vive el pescador, son los que te hacen recapacitar y pensar una y mil veces en que te has equivocado para rectificarlo en la siguiente sesión, no todo son alegrías, habíamos pasado 4 días de tranquilidad a pie de orilla, sacando la gran conclusión de que los cebos naturales están en primer lugar y más en un embalse como Cijara que no tiene tanta presión de pesca en nuestra modalidad, los peces no están acostumbrados a pelotas redondas, por lo que siempre hay que tener en cuenta el cebo natural, ya que puede sacarnos de un apuro en cualquier momento, pronto volveremos por estas aguas, a por la revancha, aunque de momento los barbos nos va ganando la partida. 


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