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martes, 25 de junio de 2013

Carpones maños ! (2/2)

Como os iba contando estos días atrás, había transcurrido media parte de la sesión, nos quedaban unas 12 horas de pesca diurnas y otras 10 horas aproximadamente de pesca nocturna, y la cosa no pintaba nada mal, los peces saltaban y no tardamos en volver a oír las alarmas.
Esta vez se arrancaba tímidamente la caña que cortaba la pequeña cola de nuestra derecha, apenas opuso resistencia, pensamos que sería una carpita kilera o algo así porque notábamos muy poco peso al otro lado de la linea, pero ya en la orilla nos dimos cuenta que era una nueva especie para nosotros, un pequeño escardino había mordido nuestro anzuelo, por la zona donde resido y suelo pescar no tengo la posibilidad de pescar ninguno, son peces pequeños, pocos llegan a superar la barrera de los 2 kilos, pero en el carpfishing no todo es el tamaño, por lo que a pesar de ser un "pezqueñin" me hizo ilusión engañar a este glotón.


La tarde se iba echando encima, el sol iba cayendo poco a poco y la actividad en el pesquil iba cesando cada vez más, solo habíamos tenido la picada del escardino y aquí venía la gran cuestión de la sesión, la que puede hacerte llevar algún pez mas a la moqueta o fastidiarlo todo, ¿volvemos a cebar un poco más o dejamos el cebadero tal y como está?.
No sabíamos que hacer, solo habíamos llevado dos peces a la moqueta y por la mañana vimos bastante actividad, pero el chapoteo y los saltos se habían ido parando poco a poco hasta no ver ni un solo movimiento en el cebadero. Después de pensar y meditar, decidimos poner la barca en marcha y con el motor eléctrico para evitar hacer el mayor ruido posible, nos arrimamos sigilosamente al cebadero y echamos algo de comida al agua para avivar un poco el pesquil. La tarde llegaba a su fin, el sol se iba poniendo y la suerte estaba echada.


Ya solo tocaba sentarse a esperar alguna picada, a ver la puesta de sol, y a intentar cenar algo. y digo intentar porque no pudimos, sobre las 10 de la noche una alarma nos avisa de que algo está probando nuestro cebo al otro lado de la linea, toquecitos suaves y tímidas arrancadas, después de clavar nos damos cuenta de que no opone resistencia, por lo que pensamos que seria otro escardino, pero ya casi en la orilla empieza a sacar algo de hilo y a dar algún que otro cabezazo, ya pensamos en que podía ser una carpa, no muy grande pero bueno, al final conseguimos ensalabrarla sin ninguna dificultad y efectivamente era una carpa.
La noche se había echado encima, y no me gustan las fotos nocturnas por lo que después de pesar la captura, decidimos guardarla en un saco de retención para hacernos las fotos a la mañana siguiente. Una vez  hecho todo, decidimos seguir con la cena, ya que nos había interrumpido la alarma, suele pasar, no hay una picada en todo el día y cuando estas cenando o comiendo se arranca alguna caña jiji. Después de cenar y charlar un rato como hacemos normalmente, decidimos meternos en el saco esperando que entrase alguna intrusa a nuestro cebadero, pero no, a las 6 me despertó la alarma, pero del móvil jajaja, la que siempre me suelo poner para pillar el amanecer despierto por si hay alguna picada poder clavarla con mayor efectividad, estaba amaneciendo y estaba ansioso porque se arrancase alguna caña, la sesión se agotaba y no habíamos conseguido grandes resultados.
Pero a eso de las 7 de la mañana con el frescor del amanecer se arranca una caña a todo trapo, y cuando digo a todo trapo es a todo trapo, madre mía que manera de sacar hilo, sonaba mas la bobina del carrete que la alarma, son de esas picadas que se te quedan grabadas en el tímpano de por vida. Después de clavar el pez y dar una lucha de escándalo, estaba a punto de entrar en la sacadera y nos sorprende con otro carrerón, no se de donde sacará tantas fuerzas este pez... Pensamos que podría ser algún siluro por la manera tan brusca de sacar hilo, sin duda nos está dando guerra, al final conseguimos acercar la captura a la orilla, y entre chapoteo y forcejeo conseguimos ensalabrarla, vemos que es una carpa, aun en la sacadera sigue dando saltos, impresionante la lucha que ha dado y ahí sigue forcejeando... Después de desanzuelarla y  pesarla venía la merecida foto, no era un monstruo de los que habitan en el Ebro, pero había que fotografiarse con ella que había dado guerra jiji.



Como podéis apreciar era una carpa fuerte y sana, y con un buen remo, vaya cola gastaba la amiga, aquí tenéis la comparativa de la que salió la noche anterior y la que salió por la mañana, unos cuantos kilos y años de diferencia entre una y otra jiji.


La sesión había concluido, era hora de empezar a recoger todo y cargar los equipos en la barca para irnos del puesto que habíamos elegido, que aún nos quedaban muchos kilómetros para llegar a casa. Al final la clave de la sesión fue sin duda el avivar un poco el cebadero, la pesca entró, solo dos peces tocaron moqueta, pero había que contar con los desbordamientos y las riadas que llevamos viviendo desde meses atrás, los peces están desorientados y muchos pescadores no consiguen llevar ningún pez a la moqueta a pesar de ser el Ebro, que casi siempre suele dar picadas y no es un lugar bolero, por lo que nos fuimos contentos.
En breve habrá que subir de nuevo por tierras mañas haber si conseguimos una mejor sesión, y aunque sea el Ebro, el Jucar, el Guadiana o cualquier masa de agua por pequeña que sea, recordar una cosa que todo pescador de carpfishing debe aprender... ¡Suelta hoy, para pescar mañana !

miércoles, 5 de junio de 2013

Carpones maños ! (1/2)

Cuatrocientos y pico kilómetros nos separaban de nuestro destino, aguas con un toque especial por la cantidad de pesca y el gran tamaño que pueden llegar a albergar sus peces, muchos mosquitos y mucha orilla disponible para disfrutar de una agradable sesión. Era hora de subir al mítico Ebro, de tentar a sus grandes carpas y a esos gatos hambrientos y de tamaño descomunal que solo podemos encontrar en aguas mañas.
Disponíamos de dos noches, iba a ser una salida un poco express, contando que solo en ir nos ventilamos 5 o 6 horas y más si tenemos que ir despacio ya que llevábamos la barca llena de material, pero nada ni nadie nos iba a quitar las ganas.
Salimos el Viernes temprano y a la hora de comer ya estábamos allí, teníamos que dar con algún playón o algo por el estilo para poder desembarcar, así que después de dar varias vueltas por la zona elegida encontramos un rinconcito muy bueno para poder hacerlo.
Después de tener todo cargado en la barca pusimos rumbo río arriba buscando alguna zona que se adaptase a nuestros gustos, al final decidimos quedarnos en la orilla izquierda del río teniendo el cauce pegado a nuestro puesto y contábamos con la posibilidad de pescar una pequeña cola a nuestra derecha, por lo que no pintaba nada mal.


Decidimos ponernos pegados al cauce porque la otra orilla había sido inundada por las riadas y las lluvias que se habían ido sucediendo en el lugar estos días atrás, el agua estaba muy revuelta y toda esa zona eran playas inundadas entorno a setenta centímetros y metro y medio de profundidad, mientras lo sondeábamos había zonas que teníamos que ir a remo porque daba la hélice del motor en el suelo...


Ya una vez en el puesto elegido, empezamos a bajar el material de la barca y a preparar cebos, montajes y demás.. Teníamos que aligerar el ritmo que la tarde se iba echando encima y aún nos quedaba sondear, marcar y cebar el lugar, por lo que nos pusimos manos a la obra.


Como ya os había dicho antes teníamos el cauce a escasos metros de la orilla, teníamos unos 10-12 metros de profundidad y la sonda no paraba de marcar peces entre los 9 y los 11 metros, teníamos a la pesca  metida abajo, eso era una muy buena señal.
Hicimos un cebado copioso en los márgenes del cauce para que la corriente no arrastrase mucho el cebo, la amplia mayoría de nuestros montajes iban a ir repartidos allí, pero siempre hay que guardarse un as en la manga y probar otras opciones, así que una caña cortando la entrada de la cola y otra fuera del cauce a unos 150 o 200 metros de la orilla.
Eran las 6 de la tarde y ya teníamos todo listo, solo tocaba esperar, aunque no tocó esperar mucho para oir chillar a la primera alarma, no habían pasado ni 2 horas cuando una de las cañas colocadas en el margen del cauce se arranca fuertemente, unos cuantos arreones con mucho genio y conseguimos traer el pez a la orilla, la turbidez de las aguas no nos dejaba apreciar bien la captura pero no parece mala, al ensalabrarla vemos que no nos equivocábamos, una carpa sana y fuerte que superaba las dos cifras descansaba en nuestra moqueta. La sesión no empezaba nada mal... Era un macho, ya que dejó su seña de identidad en la moqueta jiji.



Después de hacernos un par de fotos con el ejemplar, era hora de soltarlo y empezar a hacer la cenita que el día había sido duro y las tripas rugían, después de comer algo brotó el buen royo como de costumbre, unas cuantas risas y anécdotas y a dormir esperando que nos despertase alguna alarma, pero no, la noche pasó tranquila y la verdad que no nos preocupamos demasiado, los peces habían entrado al cebadero y ya se empezaba a ver actividad en el pesquil, por lo que había esperanza de llevar alguna locomotora más a la moqueta... Estaros atentos y no os perdáis la segunda parte de la sesión que no tiene desperdicio. ;)