Enero, mes frío como él solo, heladas mañaneras y alguna que otra tormenta invernal son la clave del éxito en cuanto a barbos se trata. Un pez listo, hábil y sobre todo muy muy ágil, estos factores y muchos más son los que hace que pescarlos sea un encanto, que no te importe pegarte una buena paliza en busca de puestos o lugares donde sepas que hay una buena población y de buen tamaño... Por lo que mi compañero habitual de salidas y yo preparamos una sesioncita en busca de alguno.
Salimos del pueblo a la madrugada y llegamos a la orilla un poco antes del amanecer, empezamos en busca de algún puesto que nos llamase la atención y que nos diese el pálpito de que hoy iba a ser el día, y así fue, no nos defraudó en absoluto.
Vimos un puesto estrecho pero amplio, alejado de ruidos y de otros pescadores y que por la pinta que tenía era una zona de paso en toda regla, una vez asentados allí nos dispusimos a montar y sin cebado previo ni nada, con la paleta en mano, a repartir unas pocas semillas y algo de alimento natural por el puesto y a esperar que pillásemos alguno.
Repartimos las cañas a distintas profundidades todas comprendidas entre 6 y 12 metros para ver por donde se moverían a lo largo de la jornada...
En el anzuelo, sin dudarlo cebos naturales, que sin duda son los que mejor vienen para sesiones rápidas y para peces listos y astutos. Un puñado de lombrices de tierra, gorditas y largas que pinchadas en un maggot hacen que sea un bocado muy apetecible para nuestros amigos los barbos.
Y en otra de mis cañas un montaje simple y sencillo con pez muerto, que selecciona la talla de peces (en teoría), ya que lo que buscábamos y queríamos era una sesión con pocos peces, pero a ser posible que los pocos que salieran fuesen de buen tamaño.
Serían las 9.30 o 10 de la mañana, nos disponíamos a almorzar para que el cuerpo entrara en calor, cuando la caña de mi compañero rompe el silencio con un picadón fuerte y continuo, se arranca como una loca, clava y una vez asegurado el pez al otro lado de la linea... comportamiento rutinario, a luchar el pez y a intentar hacernos con él, tuvo sus minutos de lucha y he de decir que por lo que vi, fue duro de pelar, se resistió pero al final tocó moqueta ;) !
Después de desanzuelarle y ver lo sano y fuerte que estaba ya que no paraba de saltar en la moqueta, fotito y al agua que es donde siempre tiene que estar. Volvimos a poner el cebo y caña al agua a la misma profundidad que nos había entrado este taruguete.
La mañana fue pasando, el frío y la helada fueron desapareciendo y daban la bienvenida a un solazo cálido, la verdad que llegamos a tener momentos de 13-14 grados y nosotros en manga corta... ¡ En pleno Enero ! Este tiempo esta loco jiji, pero bueno que le vamos a hacer...
Aún no había tenido ni un toque en mis cañas, nada de saltos ni actividad en toda la mañana estaba claro que los peces estaban bien metidos en el fondo, y la verdad que teníamos casi claro que el barbo de mi compañero iba a ser la única captura de la sesión visto lo visto, pero no.
Unos minutos después de comer, empieza a sonar tímidamente mi alarma, me levanto y me acerco a mis cañas, y veo que la puntera empieza a dar toquecitos suaves y tironcitos muy muy leves, el péndulo me empezó a marcar una trasera, y dado que tengo poca paciencia y con el miedo de que el pez notase mi anzuelo y se fuera, me arriesgué y clavé. El pez ni se inmutó, pensé que seria una pieza pequeña y que no opondría resistencia, pero tela, en cuanto empecé a recoger, se conoce que el pez notó la presión del anzuelo y algo al otro lado de la linea empezó a dar cabezazos y tirones bruscos intentando liberarse, se arrancó y venía como un misil hacia mi orilla, tenía que frenarle como fuese.
Después de unos minutos peleando, alguno más que mi compi con su anterior captura, vimos un buen lomo asomar, le ensalabramos y a la moqueta con él.
Otro buen barbo que entró a la misma profundidad que el de mi compañero, estaba visto que estaban moviéndose a esa profundidad, era bastante fuerte, como el anterior, tenía alguna marca en el lomo que seguramente fuese de la lucha, pero nada grave.
Fotito con el y al agua para que pueda seguir dándonos sorpresas.
La jornada transcurrió sin ninguna picada más, y en cuanto se nos echó la noche encima a eso de las 6 o 6.30 empezamos a recoger y a dar por terminada esta sesión que nos había dado sus frutos, esperemos que salga algún barbete mas antes de que llegue el buen tiempo ;)