Ya tocaba, después de
varios meses era hora de volver por aguas extremeñas, no hay mejor
manera de comenzar el año que pisando orilla durante varios días…
Como todos sabemos la
provincia de Extremadura es una de los mejores zonas de nuestra
península para la practica del carpfishing, grandes ciprínidos que
poblan sus aguas son los culpables de que cientos de pescadores
acudan desde todos los puntos de España e incluso de Europa a
intentar sacar algún espécimen de buen tamaño… Yo por suerte
tengo grandes embalses como Cíjara, Sierra Brava u Orellana a
escasos kilómetros de casa, por lo que puedo permitirme el lujo de
realizar varias sesiones a lo largo del año.
Previamente a cada sesión
me gusta informarme sobre la zona que vamos a pescar, factores como
la presión atmosférica, las temperaturas o el nivel del embalse
elegido pueden ser los causantes de una gran sesión o de lo que es
peor… un gran bolo.
Suelo salir poco en
solitario, y menos cuando voy a estar cuatro o cinco noches esperando
picada, un pequeño inconveniente se puede convertir en un gran
problema sino dispones de la ayuda de algún compañero, por lo que
en esta sesión de nuevo me tocó compartir orilla con dos grandes pescadores y mejores personas, Jorge y Jose.
Una vez llegado al lugar
en cuestión, nos pusimos a observar la actividad del pesquil y la
previsión meteorológica para los próximos días. Por lo visto
íbamos a tener un tiempo bastante estable, las mínimas y las
máximas temperaturas no iban a variar mucho mientras estuviésemos
allí, y eso nos animaba bastante. Mientras mi compañero Jose iba
preparando sus montajes, yo iba sondeando y marcando los puntos
calientes.
Todo pintaba muy bien y a
eso de las seis de la tarde ya teníamos todas nuestras posturas en
el agua esperando la picada inicial de la sesión, pero la primera
noche paso tranquila, sin sobresaltos. A la mañana siguiente sacamos
las cañas y vimos que nuestros montajes se encontraban en perfecto
estado, ni rastro de minitalla ni cangrejos incordiando nuestras
posturas, por lo que durante toda la sesión pudimos pescar con
comida natural y con boilies sin problema alguno.
En ésta época del año,
el 90 % de los peces (tanto ciprínidos como depredadores) suelen
moverse muy poco, el duro invierno y las bajas temperaturas del agua
ralentizan su actividad e impiden al animal buscar comida como lo
harían en otras estaciones del año como Primavera o Verano, por lo
que debemos ofrecer al pez una postura que sea muy apetecible y le
estimule para conseguir la tan esperada picada.
En meses tan fríos soy
partidario de emplear la técnica “Hot Spot”, una postura muy
fina con algún boilie triturado y un poco de stick mix del sabor
elegido alrededor, puede ser demoledor.
Ya se nos empezaba a venir
encima la segunda noche, por lo que era hora de empezar a sacar
nuestras lineas para dejar todo preparado un poco antes del
atardecer. Con todo listo solo tocaba esperar la arrancada de alguna
de nuestras cañas, que no iba a llegar hasta la mañana siguiente.
A eso de las ocho con el
sol despuntando en el horizonte, mi receptor me marcó una gran
salida en una de mis cañas, en seguida salí del bivvy y me abalancé
sobre la caña, teniendo clavado al animal, rápidamende empezó a
sacarme linea del carrete, y cuando la iba ganando metros poco a poco
de nuevo me volvía a sorprender con otra fuerte arrancada, sin duda
alguna un buen carpón había mordido mi anzuelo.
Después de algunos
minutos más de lucha, y de algún que otro cabeceo cerca de la
sacadera, pude ensalabrar la captura, una royal preciosa y muy sana
llegaba a mi moqueta. Nos dispusimos a curarle la herida ocasionada
en la lucha y a pesar al pez, nada mas ver la captura vi que era un
pez grande y de buen porte, ¡Pero lo que no sabía es que estaba
ante mi nuevo récord de carpa royal !
Después de la sesión
fotográfrica y de un video que ya subiré, procedimos a realizar la
suelta del pez.
Visto lo visto la pesca
se movía en torno a unos 8 o 10 metros de profundidad, y en los
laterales del cauce del río, por lo que no dudamos en usar la misma
estrategia en alguna que otra caña más, y terminó dando resultado.
Llegando al final de la sesión, en la última mañana, cuando mi
compañero empezaba a pensar que volvería con un gran cero para casa
se arrancó con ganas una de sus cañas, una vez con el pez clavado y
viendo la lucha y la resistencia que presentaba vimos que estábamos
ante otro buen ejemplar, después de un buen rato de vaivenes, pudo
ensalabrar su captura y llevar a la moqueta una preciosa carpa común
con un peso más que aceptable que hacía despedirnos de la sesión
con un buen sabor de boca.
Quizás fue casualidad,
podemos llamarlo como queramos, pero la postura a la que entró el
pez de Jose estaba entre unos 8 o 10 metros y en un lateral de la
caja del río tal y como estaba la mía anteriormente.
No todo el mundo consigue
obtener picadas en invierno, como podéis apreciar el pez apenas
presenta signos de actividad, por lo que nos dábamos por
satisfechos, dos peces de buen porte, un nuevo récord y unos días
en buen compañía fueron los causantes de regresar a casa con ganas
de volver pronto por allí… ¿Qué más se puede pedir?